Tras un leve descanso después de La Sentencia, comienza el ritual. La túnica que pacientemente ha estado estos días colgada como si fuera un fantasma en el perchero, y que sacamos del baúl al llegar a Úbeda, está preparada, las manos de Alicia son ahora las encargadas de darles los últimos retoques, son tan primorosas como las que anteriormente lo hacían desde que era un niño, repaso mi atuendo, creo que no me falta nada, tomo mis tulipas y me dirijo Trinidad a bajo en silencio, me acompañan por delante y detrás otros hermanos que, igual que yo, nos hemos despertado muy temprano para seguir con la tradición. El guión ya se mueve, me incorporo a la fila y ordenadamente nos dirigimos a Santa María, como siempre hace un frío que no sentimos, la emoción puede más, sonidos de campanilla, lamentos y tulipas, carreras de la gente que no se quiere perderse el gran momento. El río morado llega a Santa María, tratamos de coger un buen sitio, dirigimos la mirada hacia la puerta de la Consolada, el cornetín llama a silencio, unos pausados toques llaman a la puerta, lentamente se abre, silencio sepulcral, luces y sombras se mueven tras la arcada renacentista, suena el Miserere y Jesús difuminadamente aparece ante nuestros ojos empañados, con el nudo en la garganta una oración surge de nuestros temblorosos labios por aquellos que ya han partido con él, es Viernes Santo.
Este año no hice la procesión entera, tenía ganas de hacerle fotos a mi cofradía, y por la calle ancha abandoné el guión, subí rápidamente, me quité la túnica y cogí la cámara. La alcancé cuando iba la Virgen de los Dolores por la Plaza, y desde aquí hasta que se encerró estuve haciéndole fotos. Gracias a esto, presenté tres fotos al concurso fotográfico que conmemoraba el cincuenta aniversario de Nuestra Señora de los Dolores, consiguíendo el primer y un tercer premio.
Aquí subo una primera parte del reportaje que le he dedicado a mi cofradía.
Cámara Olympus E-410, Objetivos 14-40 y 40-150 mm.
Pulsando sobre la imagen se accederá a la galería.
Este año no hice la procesión entera, tenía ganas de hacerle fotos a mi cofradía, y por la calle ancha abandoné el guión, subí rápidamente, me quité la túnica y cogí la cámara. La alcancé cuando iba la Virgen de los Dolores por la Plaza, y desde aquí hasta que se encerró estuve haciéndole fotos. Gracias a esto, presenté tres fotos al concurso fotográfico que conmemoraba el cincuenta aniversario de Nuestra Señora de los Dolores, consiguíendo el primer y un tercer premio.
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Cámara Olympus E-410, Objetivos 14-40 y 40-150 mm.
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